Hasta donde alcanza
la vista, el océano está cubierto de cajas oblongas, baúles, cofres
herrumbrosos; todos cerrados con llave o con cadenas y candados de bronce. Las
olas los mueven en una alucinante danza, y la luna, amarilla y menguante,
vierte una líquida telaraña de luz sobre la escena. Nosotros permanecemos en la
isla, hablamos poco, nunca nos miramos: sabemos que ningún barco vendrá a
recogernos. La única salida: caminar de baúl en baúl, brincar de caja en caja
con el miedo revoloteando alrededor de nuestras cabezas y el hambre como un
cangrejo destrozándonos las tripas. Entonces la mano de Dios, brutal,
incandescente, surge de entre las nubes y nos arroja un racimo de llaves.
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4 comentarios:
Y...ya no publica aquí. Lástima.
Saludos.
Y donde si lo hace
Imagino blanca la incandescente mano de Dios.
Me gustó.
Hola. Lei tu cuento de Luci y el mounstro; definitivamente no es un cuento para niños. No veo nada sexual!!!! No se de donde saca la gente eso. Será proyección. Pero por lo que creo que no es para niños, es porque habla de matar y muerte. Creo es algo violento en ese sentido. Agradezco q compartas tus creaciones. Dios bendiga tu talento
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