Apenas despertó fue descubriendo cosas inesperadas: el cielo era
intensamente azul, las nubes blancas y brillantes, el mullido pasto donde
descansaba su cabeza era verde… Un par de vivaces mariposas revoloteaban entre
flores rojas y amarillas, y más allá de los aterciopelados montículos de hierba
dorada, un arroyuelo de cristal desenredaba su canto milenario. A lo lejos, la
cadena de imponentes montañas nevadas vestía su regazo de bosques ocres y
esmeraldas llenos de murmullos. Dificultosamente se levantó, todas sus
articulaciones crujieron y entonces descubrió que estaba desnudo. De pronto una
voz intensa llenó el aire: “objetivo, encontrar la salida hacia el siguiente
nivel”. Pegado a la pantalla, el niño se dispuso a seguir disfrutando de su
nuevo videojuego; ésta vez los diseñadores habían logrado un escenario
realmente terrorífico…
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