Los
duendes del desorden aparecen de repente: salen del clóset o del interior de un
zapato y comienzan a tirar todas las cosas que encuentran en tu habitación.
Rompen el retrato de tu ex novio y se tragan los pedazos, con un lápiz labial
dibujan falos en el espejo, o revuelven las fragancias de tus frascos en un
solo perfume alucinante. Tú, sorprendida, tratas de cubrirte los senos y el
pubis; buscas tu ropa nerviosamente mientras los duendes ruedan y ruedan
carcajeándose en el piso. Suena el teléfono: los duendes abren los ojos y se
quedan mudos. Al segundo timbrazo comienzan a temblar. Al tercero huyen
despavoridos. ¿Bueno?, contestas con jadeos de dragón. Hola niñita. Soy tu
héroe, Psiquiatramán, y hablaba para ver cómo va todo. ¡Psiquiatramán!,
exclamas; los duendes del desorden trataron de violarme, pero ya se fueron.
¿Cómo le hiciste? Eh, soy muy poderoso, responde varonil Psiquiatramán disfrutando
cada sílaba en su boca. Dices buenas noches, cuelgas, suspiras y te ves en el
espejo. Tus ojos están llenos de polen cristalino y claves de sol azucaradas.
En la punta de tu nariz se adivinan mil y un amaneceres con distintos colores
en el cielo. Luego te asomas por la ventana: arriba la luna llena es un
bondadoso gato derrumbado encima de las nubes y las constelaciones son enormes
malvaviscos. Estás tranquila, no hay ni rastro de los duendes del desorden... Gracias
a Psiquiatramán, han desaparecido de tu vida para siempre. Sonríes
Lo
que tú no sabes, pobre idiota, es que del otro lado de la línea telefónica un
duende del desorden con dedos de cuchara devora los ojos y la lengua, lame
lentamente la sangre seca de Psiquiatramán, asesinado hace más de una semana.
4 comentarios:
gracias por tanto.
Me envolvió. Sorprendente. Gracias.
Yo no le veo nada de malo al viento de Lucy, total al k no le gusto que se vaya a la verga y usted es una persona ingeniosa y brillante
El cuento es estupendo me gustó mucho
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